miércoles, 26 de marzo de 2008

De las norias


Las norias están para subirse y bajarse. Te metes en un trozo de lata (normalmente azul o amarilla cuando las pienso) y ves el pueblo o ciudad donde estás desde diferentes alturas métricas y centígradas. Subes y bajas, y a lo mejor vuelves a subir y bajar. Si tienes suerte, rota hasta tres veces, aunque te jodas de frío o de sol. Pero cuando subes sabes que bajarás, y cuando bajas sabes que subirás, es su esencia, su propio cachondeo. El cachondeo.
Lo peor es el mareo, el vómito y el asco, las ñiñas con los algodones de azúcar y los ñiños con los nervios destemplados, el olor del aceite del motor y las bolsas de plástico en el suelo, los albinos, los chinos, los negros, los payos y los gitanos.
Y las ñiñas con los algodones de azúcar jugando al juego de los saltos dentro de la lata. Como vuelque no habrá tierra que no rote ni gravedad que no aplaste.
Así son las norias, a -9,81 m/s2, azules o amarillas.

3 comentarios:

Palazzo Della Villa dijo...

No te metas con las que comemos algodones de azucar. Si estuvieran mejor racionados durante todo el año no los consumiríamos sólo en fiestas mayores!

padi dijo...

se va frenando?

sergio dijo...

no me gustan las atracciones de feria. de pequeño me obligaban a subirme... yo tenia que esperar ahí sentado a que el paripé se terminase. absurdo. En una noria no me subo ni loco. Es de las peores aplicaciones que se le ha encontrado a la rueda (ese gran invento)